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1º Encuentro Nacional de Reporteros Gráficos » Añadir etiqueta nueva

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FRAGMENTOS DESGRABADOS DEL TALLER DE JULIAN GERMAIN*

 

Taller de Julian Germain. Foto de Atilio Orellana

Autor: Atilio Orellana

Julian Germain: Yo empecé a hacer fotografía en la escuela, cuando descubrí que quería estudiar fotografía en la universidad me di cuenta que lo mío era más de tomar imágenes, antes que reflexionar y analizar las fotografías. Yo vivía en Nottingham, al norte de Inglaterra, y comencé a sacar fotos sobre el lugar donde vivía. Tener una cámara me daba acceso a involucrarme con la vida de muchas personas que tenía a mi alrededor, muchas veces sucedieron cosas que yo, de no tener una cámara, quizás no las hubiera vivido. De ahí en más, siempre mi trabajo fue con gente alrededor, tanto como protagonistas de las fotos, como en colaboración o realizando proyectos. Para mi la fotografía es una experiencia social.

Sobre el trabajo: “Steel Works”

Esta es la historia de mi primer libro. Un amigo venía de Consett, un pueblo del Condado de Durham, al noreste de Inglaterra, y allí había una planta de acero. En 1980 cerraron esa planta, y comenzaron uno de los proyectos de demolición más grandes de Europa. El pueblo donde se encontraba la planta no era muy grande, pero la mayoría de sus habitantes trabajaban en ella. Lo que se ve en la foto es donde estaba emplazada la planta. Yo empecé a fotografiar allí entre 1985 y 1986.

Realizaba largas caminatas recorriendo el perímetro de la planta y conocía gente que me invitaba a sus casas y realizaba las fotos. Intentaba utilizar un mínimo de texto, ya que me oponía a que las fotos tuvieran mucha explicación. Las fotos a veces son muy complicadas, y si no hay una mínima descripción no sabés de qué habla. Entonces un ejemplo de lo que ponía es “ocho millas del cerco del perímetro”, para tratar de dar una noción de la escala del espacio.

Conocí a un tipo en ese pueblo que se llamaba Martin H que estaba desempleado y políticamente activo. Él se cuestionaba muchas de las ideas percibidas durante ese momento. De un lado estaba Margareth Thatcher y sus colegas, que básicamente pensaban que el mercado tenía que decidirlo todo, y que una planta que no estaba generando ingresos tenía que morir, y del otro se encontraban muchas personas que quedarían desocupadas y miembros de los sindicatos peleando por los derechos de los trabajadores de las fábricas que estaban cerrando, que eran principalmente de las ramas metalúrgica, minera y construcción naval. Martin H. se cuestionaba cómo la clase trabajadora se había acostumbrado a este tipo de empleo tan duro. En realidad, se cuestionaba toda la naturaleza del trabajo y el empleo. Ocasionalmente conseguía publicar sus ideas en revistas como ésta: “Marxismo Hoy”. Él y otros desocupados empezaron a registrar todo lo que sucedía en la comunidad, y haciendo muy buenos trabajos.

El pueblo era muy conocido porque fue la primera planta que se cerró bajo el mandato de Margareth Thatcher. El fotógrafo de guerra Don McCullin fue allí en 1974. Hay un ensayo, junto con estas fotos, donde dice que McCullin voló directo desde Vietnam, donde había estado sacando grandes fotografías de la guerra para el New York Times. Viniendo de Vietnam y la guerra, McCullin al llegar al condado de Durham dijo que ese era el lugar más aburrido y deprimente que había estado en su vida. Algo increíble pensando que venía nada menos de un Vietnam tapado por los conflictos bélicos.

Martin H. y otros fotógrafos desocupados del lugar armaron precariamente una oficina, me llamaron, y me dijeron que tenía que ir porque había una persona mayor que tenía unas fotos muy interesantes. Un hombre que se llamaba Tommy Harris entró a la oficina con dos cajas de cartón llenas de negativos y contactos, todas las fotos sacadas con una Rolleicord. Básicamente lo que dijo es que no sabía que iba a hacer con esas fotos, y a lo mejor esa pequeña sociedad de fotógrafos que se había armado le podía dar un buen uso. Revisaron la caja y encontraron imágenes muy valiosas e interesantes. Tommy trabajaba en la bomba de la planta y hacía un sistema de rotación de tres horarios diferentes. Era un trabajador, pero en su tiempo libre sacaba fotos para dos diarios locales. Hacía fotos como ésta, una bandera de un sindicato. Cuando vi la foto me parecía más interesante todo lo que había alrededor. Ves esto y pensás que Tommy Harris es un buen fotógrafo, pero después ves lo que pasa cuando sus trabajos salen publicados en los diarios, cuando la imagen pasa a tener algunas imperfecciones. Cuando hablé con Tommy sobre esto, me di cuenta que a él realmente no le importaba. Su actitud con respecto a la composición era muy relajada. Lo más importante para él era que el sujeto estuviera en el centro del cuadro. Sacaba dos fotos por si alguno de los sujetos salía con los ojos cerrados. Eran tiempos de mucha austeridad, la película era cara y a él le interesaba hacer plata. Si tenía dos trabajos que había hecho, volvía al laboratorio y tenía a lo mejor seis fotos que había sacado. Abría la cámara, sacaba la película, la cortaba, y volvía a cargarla con una película de 120. Esto me fascinaba también. Sacaba dos fotos de cada situación, yo saco montones. Aún más hoy en día.

Éste es otro ejemplo. Hablé con Tommy sobre esta foto y le pedí que me explicara la composición de la foto. Por ejemplo, todo el espacio que hay arriba. Es la mejor parte de la foto. El cigarrillo, los picos de botella, el hombre desnudo. Todo lo que está en los bordes de la imagen hace que sea una gran foto. Al igual que yo, Tommy pensaba que la fotografía era una experiencia social. Su otra filosofía era meter la mayor cantidad de gente en la foto, porque de esa manera podés vender más cantidad de copias al diario. En realidad era un fotógrafo comercial”.

Ésta es una de las pocas fotos que pudo sacar Tommy dentro de la planta. Lo interesante de esto es que Consett era un pueblo que vivía en torno a la producción de esta fábrica de acero, y ésta es una de las pocas imágenes del interior de la planta. La gran mayoría eran fotos sociales, del perímetro y de la gente alrededor de la planta. La biblioteca local había sido fundada por planta, al igual que la escuela y el mismo equipo de fútbol del pueblo pertenecía a ella. Tommy tenía muchas fotos de grupos, y muchas de ellas reflejaban la comunidad. Cuando miré las fotos que él estaba sacando, la mayoría mostraba personas aisladas. Más allá de encontrar fascinantes a las fotos de Tommy en sí mismas, empecé a evaluar la posibilidad de trabajar en relación con las imágenes de Tommy. También comencé a observar otros tipos de fotografías. Cuando caminaba recorriendo el perímetro de la planta, hablaba con gente y me decían que tenían fotos de cómo era antes el sitio de la planta, o en este caso cuando estaban demoliendo una de las torres. Comencé a juntar este tipo de fotos y armé un archivo. Miraba estas fotos vernáculas como nunca antes”.

Fotos como ésta, una preciosa imagen. Hay mucha información en ella. Si sos de Gran Bretaña reconocés el ambiente enseguida. Esas casas aluden a la clase trabajadora, la mujer mayor usando un delantal, el color de la foto a partir del paso del tiempo. Empecé a mirar estas fotos desde el punto de vista estético y por su contenido, y empecé a juntarlas. Todas cuentan historias del lugar y de su gente.

Éstas son algunas imágenes mías. Esto era un restaurant indio en el pueblo, y me gustaba la idea de entrar al baño era como ingresar al paraíso. Cuando hice una exposición, los textos los puse en los marcos de las obras, que eran de acero. Éste es un texto sobre el empleo, y es una letra de una banda inglesa de los 80. La letra dice “estaba contento en la nube de una hora borracha, pero el cielo sabe que lo estoy lamentando ahora. Estaba buscando un trabajo, después encontré un trabajo, y el cielo sabe que lo estoy lamentando ahora”. Éstas son el tipo de cosas a las que su amigo Martin pensaba, y la reflexión sobre el empleo a la que se refería.

En este caso dice arriba “parada de autobuses de Consett” y abajo dice “hecho con acero italiano”. Entonces el público no sabía si la parada o el marco estaban hechos con acero italiano.

Éste es el libro que me lanzó en mi carrera. Es cierto que un libro con solamente fotos mías no hubiera sido igual de especial. Un buen libro quizás, pero nada especial. Sin embargo este libro, que fue publicado en 1990, generó mucho debate. Porque es un libro sobre Consett, y que muestra la era post industrialización. Es también una reflexión sobre la fotografía, quién toma fotografías, por qué toman fotografías, lo que significan las fotografías, el cambio de contexto de las mismas. Por ende, genera una discusión sobre la fotografía en sí misma. También tiene que ver con la cronología, porque organicé las fotos en orden cronológico. La foto más antigua que aparece en el libro es del álbum familiar de una persona, entonces el libro abre con fotos familiares. Después hay un texto escrito por un trabajador de Consett en los años 20 que descubrí y volví a editar.

Participante: “¿El diseño gráfico tiene algún significado en particular?”

JG: Yo era amigo de muchos diseñadores gráficos que eran los Why Not Associates, una organización de reconocidos tipógrafos. Estaba muy interesado en hacer un libro contemporáneo para los años 90, y me gustaba la idea que alguien en 2010 agarre el libro y piense que los trabajos ya estaban bastante avanzados para los 90. El buen diseño no envejece, sólo te da la impresión de que está bien hecho. No quería que la gente sintiera que lo tenía que leer para entenderlo, pero me interesaba que se vea bello. Esa es la razón por la cual está desplegado de esta manera, y un poco con cierta referencia a lo que era el diseño ruso de los años 20 y 30. Los fotógrafos rusos hicieron algunos libros muy buenos sobre el heroísmo de los trabajadores de aquel país. Era joven, y en ese momento me interesaba hacer algo distinto, algo que no se haya hecho hasta ese momento. Además, era un libro que hablaba sobre el diseño. Cronológicamente entra en el libro Tommy Harris, quien trabajó entre 1949 y 1970 y fotografió todos esos grupos. Y después entró el reportaje de Don McCullin para la revista Sunday Times, para luego pasar a mi trabajo. Luego, un ensayo de Martin, quien armó ese grupo de fotógrafos amateurs sin empleo. Se vuelve nuevamente a las fotos familiares, siendo la última foto del libro de éste tipo. Personas como Julian Germain o Don McCullin vienen y van, pero la gente va a seguir sacando fotos para ellos mismos.

Participante: ¿Conoció a Don McCullin?

JG: Sólo para pedirle permiso para poder usar su trabajo.

La primera visita que hice a Consett fue en 1984, y empecé a trabajar seriamente allí en 1985. El libro fue publicado en 1990, en el décimo aniversario del cierre de la planta. Fue un duro trabajo a lo largo de muchos años, pero el tiempo es un elemento muy importante en mi trabajo. No siempre, pero mis trabajos más importantes me toman mucho tiempo. Muchas veces uso a el tiempo como tema”.

Sobre el libro: “For every minute you are angry you lose sixty seconds of happiness”, 2005

Conocí a Charles en 1992. Yo iba a una ciudad en el sur de Inglaterra que se llama Portsmouth para fotografiar un partido de fútbol, para un libro que estaba haciendo sobre fútbol. Llegué temprano, y en la calle donde estaba el estadio había una casa amarilla que era rara. La mayoría de las casas eran un tono más magnolia o blanco, pero ésta era amarilla. En la ventana había unas plantas que estaban en venta, y me dí cuenta que era un negocio. Entré y ahí estaba Charlie. Compré unas plantas para llevar a Londres, donde vivía en esa época. Como iba a la cancha, pregunté si podía pasarlas a buscar después y dejar algunas otras mías que no quería entrar al estadio. Volví después del partido, me invitó a tomar una taza de té, y en el cuarto de atrás había muchas fotos de su esposa. Yo me dí inmediatamente cuenta que seguramente ya había muerto. Me quedé muy conmovido por estas fotos, con la forma que estaban exhibidas en su vida. Me mostró algunos álbumes con muchas fotografías de su esposa. No una gran cantidad de fotos como nosotros diríamos, pero para este hombre era un enorme caudal de imágenes. No había ninguna otra cosa, simplemente fotos de ella. Luego me mostró la cámara, y me sacó una foto con ella. Me fui, y luego me mandó la foto de regalo. Fui a visitarlo durante 8 años de tanto en tanto. Las fotos de ella estaban por todos lados. Lo que me conmovía era que los dos eran jubilados y juntos realizaban paseos. La mayoría de las fotos son de estos paseos. Prácticamente no hay fotos del periodo anterior. No tenían fotos de cuando eran jóvenes, cuando jugaban con sus hijos, cuando trabajaban. Pero sí había de su jubilación juntos, fue para ellos como una segunda luna de miel. Cuando ella murió, Tommy ya no sacó más fotos porque la razón para sacar fotos ya no existía. Eso fue lo que más le sorprendió a Tommy, el gran archivo de fotos que tenía de su esposa. Le encantaban esas fotos de Petty, y sentía que podía hacer algo con ellas.

La otra pasión de Charlie eran las flores. Le sacó fotos durante muchos años sin saber por qué lo hacía, ni nada. No era un proyecto ni un encargo, no tenía que hacerlo. A veces iba a visitarlo y no le sacaba fotos, pero normalmente sacaba algunas, por ahí unas quince fotos. La fotografía era sólo una parte del encuentro que tenía con él. Nos escribíamos cartas e iba ocasionalmente a visitarlo. Había algunas cosas que me atraían mucho de Tommy, por ejemplo que la gente de mi generación no está acostumbrada a reparar cosas, simplemente si se les rompe algo lo tiran y compran una cosa nueva. Charlie era un hombre que había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, pasó por tiempos de mucha austeridad, había que cuidar el dinero, y guardaba y le daba valor a cualquier cosa que tuviera por si lo podía volver a usar. Esta forma de pensar llegaba a puntos bizarros. Por ejemplo él tenía un negocio, y si Charlie tenía que salir dejaba una nota en la puerta. Por ejemplo decía “Me voy a tal lugar por el seguro, vuelvo en 20 minutos”; “me voy a la peluquería vuelvo en 30 minutos”, etc. Pero lo lindo es que no tiró estas notas. Las tenía guardadas así la próxima vez no las tenía que volver a escribir. Iba a la peluquería todos los meses, esa nota le duró por años, no quería desperdiciar la tinta (risas generalizadas)”.

Esta foto es en una excursión donde fuimos con Tommy. Tommy me preguntaba si quería escuchar algo de música y ponía un disco por ejemplo de Nat King Cole, nos sentábamos y escuchábamos uno o dos temas. No hablábamos, sólo escuchábamos. Para mi esto era una revelación porque era muy común tener música de fondo. Si realmente escuchábamos la música, con dos temas bastaba. Cuando dejábamos de escuchar música pasábamos a otra cosa, era como entrar en la forma de vivir de Charlie, algo que me hizo pensar. Estaba muy ocupado, tenía una vida muy agitada en esa época. Estaba haciendo un libro sobre el fútbol, mudándome de Londres hacia el norte de Inglaterra, haciendo publicidades, estaba enseñando, y cuando podía ir a visitarlo a Charlie era otro mundo. Me di cuenta cuando Charlie murió que eso seguramente ese era de lo que se trataba este trabajo. Era un trabajo de pasar el tiempo con alguien que valora las cosas simples, que vive fuera de la complejidad del mundo moderno.

Autor: José Gómez

Autor: José Gómez

Cuando hice una exposición, quería darle una gran importancia a los álbumes de Charlie. Esos álbumes son universales, todo el mundo los tienen. Son muy bellos y tienen mucho valor. Era su forma de decir algo sobre como este tipo de fotografía forma parte de la vida de todos nosotros. Hice una película con películas cortitas que se llamaban “Películas de 24 exposiciones”. La película es una mirada sacando detalles de 24 fotos. .

 

 

Esta es una de las excursiones que hicimos. Este es el libro que se llama “Por cada minuto que estás enojado, perdés 60 segundos de felicidad”. Es un título hermoso, algo que Charlie tenía escrito en algún lugar de su casa. Lo más interesante es que no quiere decir que no tenés que enojarte, sino que si te vas a enojar asegurate que sea por algo que valga la pena.

Sobre el trabajo: “The Face of the Century”

El tiempo. El tema del tiempo. Este es un retrato de una mujer que tiene 99 años. Hice una serie de retratos en 1999 en un momento especial de mi vida. En 1998 había nacido mi hija, que murió cuando tenía cuatro meses. En el 99 mi mujer estaba embarazada otra vez, y las circunstancias eran distintas. El bebé tenía que nacer a fin de año. Yo me había quedado con algo en la cabeza que había leído de Walter Benjamin, el filósofo. Alguien acá va a conocer mejor la cita que yo, pero era algo sobre sostener en la mano una foto del nieto de Napoleón, y cómo sostener esa foto parecía estar conectado a la figura histórica. Es esa cosa mágica de la fotografía, es como una sombra de luz o un reflejo de la persona real. De alguna manera, un vínculo directo. En ese caso, un vínculo directo a través de 100 años. Empecé a pensar que sería muy lindo realizar una serie de retratos de 101 personas, empezando por alguien que tenía cien años y que había nacido en 1899, para terminar con mi hijo que iba a nacer en noviembre de 1999. Tenía esta idea en la cabeza de que si ese niño viviera por cien años, tendría un vínculo en el tiempo con la persona que tenía cien años en el momento que el bebé naciera. Era extraño para mí porque era una idea, un concepto desde un principio. No me tomó mucho tiempo, seis meses. Pero el tiempo es fundamental en el trabajo porque empiezo con alguien que tiene cien años, pero a medida que recorres el libro te encontrás con alguien más joven. Más allá de las personas muy mayores y las más recientes, la mayoría de la gente fueron retratadas en la calle. La forma de trabajar era que si, por ejemplo, tenía que ir a Birmingham a ver un trabajo, y tenía un tiempo libre, salía a la calle, buscaba un fondo liso, y esperaba a que pase gente. Le preguntaba cuantos años tenía, y si estaba dentro del rango que necesitaba, le sacaba tres o cuatro fotos. Se puso complicado al final porque tenía que buscar dos o tres personas con una edad precisa. Es un libro sobre la vida, sobre la muerte, y sobre todo lo que hay entre uno y el otro. Porque la gente muere en todo momento en esta línea continua.

Sobre el trabajo: “Generations”

Esta serie es parecida en los términos que estaba buscando. La serie de la cara del siglo se unía con este nuevo proyecto, que tiene que ver con la idea de lo increíble que es ser un individuo en medio de la cantidad de gente que constituye la humanidad. La cara del siglo me hizo pensar mucho de dónde yo venía. Empecé a hacer fotos de series de familias donde había por lo menos cuatro generaciones distintas que seguían vivas. Me interesaba la idea de reunir a estas cuatro generaciones, y literalmente ponerlos en una fila cronológica para ver si te podés dar cuenta de dónde viene la gente. Para mi sí se puede. Uno es el padre del otro, de derecha a izquierda. Y obviamente mi padre está muerto, pero de ahí sigue la línea. Y quería hacer una serie que sugería ese correr del tiempo.

Sobre el trabajo: “No olho na rua”

 

Trabajo en muchos proyectos. Uno de los proyectos más importantes que he trabajado en los últimos quince años es uno que se llama “El horizonte hermoso”, y el subtexto es “Los ojos de la calle”. Este proyecto surgió porque fui a visitar Brasil en 1994, y mi trabajo Steel Works fue expuesto en el museo de arte moderno de San Pablo. Dí una conferencia y vi algunos porfolios. Conocí a una fotógrafa artística que se llama Patrizia Acevedo, y yo en ese momento estaba trabajando con el tema del fútbol. Estaba en Brasil, era como un lugar obvio para conseguir buenas imágenes de ese deporte. Sin embargo, me di cuenta que para fotografiar fútbol en Brasil me tenía que meter en las favelas, ya que el fútbol está sobre la superficie ahí. Cuando visité la favela fui a una que se llama Mangueira. La gente me decía que era peligroso para mí que me metiera en la favela. En ese punto de mi trabajo, también estaba haciendo otros proyectos en los que estaba archivando fotos ajenas, entonces acá se me dio por realizar un proyecto donde yo empezaba a generar fotografía. Literalmente le propuse a la gente que sacara fotos para mí. Todos dijeron que si. Patricia, Murilo Godoy, y yo empezamos un proyecto en una favela de Belo Horizonte. Enseguida fue un trabajo bellísimo, y empezamos a utilizar las cámaras que los chicos usaban en las favelas. Guardé mi Pentax 67, y empecé a sacar fotos con una cámara de cinco dólares. En 1995 empezamos a trabajar con tres grupos distintos de chicos de la calle. El proceso era muy simple: íbamos a un grupo, llevábamos cámaras para todos los chicos, las repartíamos, y se las dejábamos. Veinticuatro horas después volvíamos, cambiábamos las películas, y otra vez los chicos podían salir a fotografiar. Hacían dos copias de las fotos: una para ellos mismos, y otra para nosotros.

Esa es una de las primeras fotos que nos llegó, y es una de las más importantes de mi vida. Está hecha probablemente hecha por un chico llamado Otto Sillo, porque es muy difícil saber quien ha sacado la foto. Pero Otto Sillo era su novio (de la chica de la foto), que está embarazada. A mi me encanta esta foto por la seriedad con la que toman la fotografía. Lo increíble es que no tiene nada que ver con un chico de la calle. Es una foto sobre estar embarazada, y lo increíble que eso es. Hay una reproducción de un Goya en la pared. Créanme que esto es sólo una casa con unas chapas y unas maderas debajo de una autopista.

Este proyecto lleva ya quince años, y ya hemos podido tener conversaciones más profundas con la gente. Muchas de las personas que participan han muerto, pero las personas que siguen participando están haciendo reflexiones importantes sobre el significado de lo que están haciendo. Lo que es interesante es que las personas que no tendrían un registro fotográfico de ellos mismos, como podría tener Charlie o cualquiera de nosotros, ahora lo tiene. Tienen ahora por lo menos un registro fotográfico de los últimos quince años.

En 1997 hicimos una exposición de afiches en la calle. Miles de personas la vieron. No había ningún tipo de explicación en los afiches. Esa es Jaidi en 1995, y esa es ella en 2005. Esta es Patricia en 1997, y esa es ella en 2005. Hay algunos chicos que aparecen y desaparecen. El chico del medio que se llama Marcos apareció e insistió tanto para que le dieran una cámara, que finalmente lo terminó consiguiendo. Él hizo una serie fantástica de fotos de él mismo con gente rica. En los años 90 la droga que más utilizaban era el thinner, ahora más bien lo que se consume es el paco. Éste es el diario que fue publicado en 2007. Publicaron 12 mil copias y fue distribuido en forma gratuita. Cuatro mil copias fueron a una revista fotográfica de Inglaterra y lo incluyeron como suplemento. Eso pagó el hecho de hacer doce mil copias. Las otras ocho mil fueron distribuidas por la calle.

En esta última semana hemos estado trabajando junto a Patrizia y Murilo en la maqueta para un libro que vamos a hacer con este trabajo. Una de las cosas que queremos mostrar es este tema del tiempo. Tenemos fotos de cuando esta chica tenía quince años, y fotos sacadas el año pasado. En los últimos tres meses revisamos todo. Encontramos cosas increíbles.

En 1998 vendimos algunas de éstas imágenes a diversas revistas, y con el dinero conseguido hicimos un libro. Y con la plata del libro pudimos hacer un centro comunitario en la favela con biblioteca incluida. Cuando sos fotógrafo uno es conciente de todo lo que tiene que ver con temas relacionados con la explotación y la relación que uno tiene con el tema o el sujeto al cual uno le saca fotos. Esto sin dudas mezclaba todos esos temas de debate. El tema del autor en éste tipo de proyecto, porque raramente sabemos quién sacó la foto, lo que sí sabemos quién tiene la cámara. Es bastante interesante porque a nosotros no nos importa quién sacó la foto, lo importante es quién aparece en ella. La propiedad o la autoría de la foto pertenece más al que aparece en la foto que a quién la sacó. Entonces cuando repartimos las fotos, las que aparece Jaidi se las damos a ella, etc. Había problemas cuando en la foto aparecían dos o tres personas. No pretendemos que la moral de estos proyectos sea elevada porque yo siento como si fuera el autor del proyecto y ellos me dan muchísimo. He recaudado un enorme archivo de material, por el que me siento responsable y me tomo ello con mucha seriedad. Por otro lado, no soy un santo. La realidad es que si hubieran hecho fotos pésimas en 1995, no hubiera vuelto en 1996. Lo que me hace volver son las fotos que ellos sacan.

Lo bello de este trabajo es que es muy directo. Tienen cero pretensiones, todo lo contrario a las que tendría un fotógrafo profesional cualquiera. Todos saben de la historia de la fotografía, de la composición dorada. Es tan simple la fotografía que vos pensás lo que querés, lo tomás y tenés la fotografía. Éste nuevo tipo de cámara está destruyendo ese instante o esa forma de concebir la fotografía. Todas las fotos que muestro están hechas para la memoria, para que la gente recuerde momentos. De alguna manera éstos chicos hacen lo mismo, aunque a veces lo hacen por curiosidad o simplemente por jugar. Sin embargo, hay veces que se lo toman muy enserio. No tiene nada que ver con la educación. Nunca les enseñamos cómo sacar buenas fotos, simplemente les dicemos que no pongan el dedo delante del lente. No prentedemos que esto sea considerado como un proyecto educativo, ni que va a mejorar sus vidas. Aunque sí sabemos que les da placer. El acuerdo que tenemos con ellos es que si entra dinero por el libro, la plata va a ir a la asistencia práctica o para el placer de la gente que vive en la calle en Belo Horizonte.

Participante: “Cuando habla de las cámaras que están destruyendo ese momento, ¿habla del delay?”
Si, es muy frustrante. Se rompe el espíritu de la fotografía. La cámara no miente, simplemente hace su trabajo. Es una función mecánica, y al sacar una foto registrás un instante preciso. Esa forma de reflejar ese instante verdadero y eso que está sucediendo delante del lente y poder capturarlo, es lo que hace que la fotografía sea muy seductora. Podés mirar en gran detalle una fotografía, de una manera que no podés mirar con el mismo detalle una película. Son muy cuidadosos con las cámaras, y si una de ellas desaparece hacen un esfuerzo para intentar averiguar qué le pasó, o a dónde fue a parar. A ellos les importa que nosotros nos demos cuenta que están interesados en ayudar. El tema que importa no es tanto la cámara, sino las fotos que hay dentro de la misma. Pero si tuvieran equipos caros, sería una relación muy distinta. Va a llegar un punto en algunos años que no podremos conseguir cámaras baratas que le podamos meter películas, y un proyecto como éste va a ser más complicado. Con cámaras digitales podrían borrar las fotos, y eso sería peligroso. De algún modo, ellos tienen la posibilidad de eliminar fotos al publicarlas.
En la maqueta que estamos elaborando vamos a incluir algunas series de fotos que salieron en los afiches, las fotos del diario que salieron ahí y de ellos repartiéndolos. El libro va a ser un recorrido por el proyecto, no sólo una serie de imágenes. Dentro del libro va a haber “libros más pequeños”. Éstos son inserts. El libro en sí va a ser grande, pero dentro de la caja va a haber fotos sacadas del laboratorio (10×15). En los “pequeños libros” salen los temas recurrentes o el trabajo de algunos de los fotógrafos específicos que hicieron determinados trabajos, por ejemplo el trabajo de Marcos con gente rica. Entonces va a haber un “pequeño libro” de los chicos con autos, haciendo de cuenta que se los están robando, sentados arriba de ellos. Hay un “pequeño libro” muy bello de hombres y bebés, y otro simplemente de bebés solos. Hay otro de una niña llamada Rosemary, que fotografiaba gente dentro de los autos. Esperaba en los semáforos, y sacaba fotos a la gente esperando en el semáforo. Es una serie increíble. Una cosa muy graciosa que me contó el resto de los participantes es que si ella veía a la misma gente en el semáforo, ella le mostraba la foto a esa persona y la vendía por un real”.
Espero que sea un libro grande, de muchas páginas. Grande en escala y que tenga mucha textura. Con hojas grandes y pequeñas dentro del libro, porque tiene que ser un libro espectacular y algo fuera de lo común. Que capte la atención rápidamente. En la tapa va a estar la foto de Jaidi, una copia de 10 x 15. Y en la contratapa va a estar la foto de Jaidi con la vela mirando al bebé. En ambas tapas se tiene que notar que ha habido un trabajo durante un período de tiempo.

 P: “¿Hubo algún sponsor para realizar la publicación del diario?”

El diario fue financiado con el dinero de las revistas que se vendieron al extranjero.

 

P: “¿Quién financia esos proyectos y las publicaciones?”

 

Va a ser una editorial la encargada de financiar la publicación del libro. El libro “El Mundo Maravilloso del Fútbol” fue financiado a través de la venta que hicimos de ciertas imágenes a Europa. El libro de los chicos de la calle va a ser publicado por una importante editorial. Con respecto al financiamiento en general, en realidad no hay. Va a ser publicado por Prestel, de Alemania. Es una editorial internacional que tiene sus oficinas en Nueva York y Londres, y sistemas de distribución en Latinoamérica”.

P: “En Brasil hay una ley de apoyo cultural, podría ser de ayuda para su publicación”.

Hay un punto con respecto a la independencia del proyecto. Cuando hicimos los afiches de la calle, tuvimos la posibilidad de recibir el apoyo de UNICEF. Pero no quería que hubiera un logo de UNICEF en las imágenes. Una de las cosas que me parecía especial de los afiches era que no había ninguna explicación de dónde venían las fotos ni quién las había hecho. En cuanto ves un afiche de UNICEF, sentís como que alguien está haciendo algo. Hubiera sido mucho más fácil tener un logo del gobierno, porque a la policía no le gustó nada nuestro proyecto. Eso fue conseguido con financiamiento privado. Vendimos afiches a gente que estaba interesada en el proyecto y en el arte. Había doscientas copias de cada imagen de un metro y medio por un metro, y tenían que pagar 1250 dólares. No era una fortuna en términos de compra de una obra de arte, por lo que 199 copias iban a la pared y nosotros nos quedábamos una.

P: “¿Quién era el encargado de elegir las paredes?”

Contratamos dos especialistas y ellos hicieron su recorrido habitual, pero también hicimos los nuestros. Los participantes también hicieron los suyos, pero era complicado hacerlo por la policía. La policía se metía mucho con ellos. La policía nos paraba, se comunicaban por la radio. No queríamos exponer a los chicos a esa situación. Con el diario fue distinto porque lo pudimos distribuir sin problemas.

Estuve con la gente que participó en el proyecto de Brasil, y cuando iban a sacar fotos la gente les gritaba las peores cosas, como si fueran animales. Es una de las razones por la cual decidí hacer los afiches. Tenían dos formas de reaccionar: una es con piedad, y la otra con miedo. Ninguna de las dos es muy útil. La exposición en la calle le podía dar otra perspectiva a la gente para que pueda reflexionar sobre ello. Por ejemplo, podían ver en las fotos que los chicos no estaban angustiados, que podían sacar buenas fotos, y otra dimensión del trabajo de esta gente que quizás no pensaba que podían ofrecer. Simplemente intentamos cambiar la perspectiva de aquellos que criticaban

Hoy en día es muy común que en proyectos sociales utilicen la fotografía. El primer proyecto que yo sé de esta línea es de una fotógrafa americana que se llama Wendy Ewald. Ella hizo un libro que se llama “Retratos y Sueños” que creo que se publicó en 1983. También hizo un proyecto en los Apalaches, trabajando con chicos de una escuela. Es un proyecto sobre la comunidad a través de la mirada de los chicos. Es el único proyecto de esta naturaleza que sabía que existía, y en los últimos diez o quince años la fotografía ha pasado a ser una herramienta fundamental para los proyectos sociales. En México también hay un proyecto similar. Este tipo de trabajos han pasado a ser parte del vocabulario de la fotografía. Son todas distintas formas de mirar el mundo. Después hay personas que hacen fotos para la prensa. Hay una nueva frase que ha entrado en la discusión fotográfica que se llama “periodismo lento”. La idea es que es imposible conocer algo si uno va una única vez y se va. Necesitás quedarte, permanecer ahí, para darte cuenta cuál es el contexto. De todas formas, las revistas y los diarios cada vez tienen menos dinero para invertir en el “periodismo lento”.

¿Conocen al fotógrafo inglés Joel Sternfeld? Él es muy interesante porque hizo un proyecto llamado “Prospectos americanos”. Trabajaba en un diario, y un día antes del lanzamiento de una nave espacial de la NASA, hacía su trabajo, y luego se tomaba media hora, agarraba su cámara de 8 x 10. El fotoperiodista tiende a acercarse al evento, pero Joel buscaba alejarse un poco. En general o se acercan mucho, o son vagos y ponen el teleobjetivo y sacan las fotos desde lejos. Éste es un ejemplo clásico del tipo de trabajos que hacía. Lo llamaron para fotografiar un fuego, pero hizo una foto de un paisaje de un bombero comprando un zapallo (risas generalizadas). Esa es la foto para el diario, en ese encuadre, pero a él le parece más interesante si te alejás un poco y tomás una perspectiva más amplia. Lo hizo por muchos años y realizó una bellísima colección.

Esa por ejemplo está muy lejos, pero es de un elefante que se había escapado, y claramente lo llamaron para fotografiarlo para el diario. Pero tomó distancia y sacó una foto con una cámara de gran formato a lo lejos, de paisaje. Esto es un buen ejemplo de cómo aprovechar el trabajo y tomarse el tiempo para hacer la foto. No son muchas las posibilidades que se presentan de fotografiar a un elefante caído.

Éste es una artista llamado Jeremy Deller. No es en realidad un fotógrafo, pero ha hecho algo muy bello porque trabaja con la necesidad de expresarse de forma creativa de la gente. En éste caso hay una banda de rock llamada “Los Predicadores Maníacos de la calle”. Tiene un público enorme de adolescentes levemente deprimidos. Tienen revistas, páginas webs, etc. Él hizo una convocatoria a través de estas páginas, y dijo que si alguno de los fans tenía algún dibujo en torno a la banda, que él estaba haciendo una obra y le gustaría incluirlos. La exposición incluía algunos poemas y dibujos, no necesariamente muy buenos, pero lo importante no era la calidad sino la necesidad que ellos tenían de expresarse. Sería muy fácil burlarse de alguna de esas cosas y reírse un poco, realmente. Lo lindo de este proyecto es que él festeja esta necesidad creativa”.

Éste es otro proyecto de Jeremy Deller, cuando él estaba arrancando como fotógrafo en 1984. Hubo una gran manifestación de los mineros, debido a la decisión política de Margareth Thatcher de cerrar todas las viejas industrias. Ella movilizó a la policía, y fue muy criticada por ello. Hubo un evento especial en Yorkshire, al norte de Inglaterra, y hubo una batalla allí. Pasó a ser un hecho muy conocido desde aquel entonces. Lo que yo haría para encarar el tema de aquella batalla, conocida como la Batalla de Old Greaf, sería ir a buscar material en los archivos, recorrería el lugar, le pediría fotos a aquellos que vivieron aquel episodio, le sacaría fotos retrato a las personas que vivieron aquel momento, etc. Ese es mi método, pero Jeremy Deller usó un enfoque que tiene más que ver con la historia antigua. Por ejemplo, tenemos sociedades en Inglaterra que vuelven a recrear eventos históricos, especialmente de la época de los romanos y de la Revolución de 1700. Esa es gente que básicamente le gusta vestirse como soldados. Literalmente logran juntar cientos o miles de personas, y de repente hay un soldado romano con una lanza y otro romano montado a un caballo. Recrean de la forma más precisa posible a una batalla. Deller convenció a muchas de estas asociaciones para recrear la Batalla de Old Greaf, y además muchos de los mineros que participaron del evento estaban incluidos y tenían un papel muy importante al recrear la coreografía del evento. Muchos de los oficiales de policía que ahora estaban jubilados también fueron parte del evento. Literalmente reconstruyeron el evento desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde, realmente es una película. Es una forma fascinante de pensar sobre el pasado, trabajar con la memoria de la gente, y permitirles volver a experimentar algo que sucedió en aquel momento.

- El taller se realizó el sábado 9 de abril por la mañana en el marco del 1er Encuentro Nacional de Reporteros Gráficos en Chapdmalal.

Desgrabación: Fabian Induti