FRAGMENTOS DEL DESGRABADO DEL TALLER Daniel García*
Somos periodistas
Somos todos fotógrafos, pero trabajamos todos en prensa, somos reporteros gráficos. Entonces la cosa es: ¿para qué fotografiamos? Estamos fotografiando para informar, entonces somos periodistas. Nosotros mismos nos ponemos en un lugar de no periodistas cuando distinguimos entre periodista y fotógrafo. Esto es algo que hay que profundizarlo y plantearlo todos los días porque nos autoexcluimos del periodismo, en el que ya no estamos, tanto para los medios como en el concepto social. Si uno lo discute con alguien de la redacción la mayoría va a decir que sí somos periodistas, pero en la práctica concreta y en la consideración interna y en la que manifiestan los representantes institucionales del periodismo en la Argentina, estamos excluidos del proceso informativo.
A mi no me parece que la categoría de periodista sea mas alta que la de fotógrafo, no es eso. Pero hay una relación de poder en la que el que escribe decide sobre el perfil de la noticia, o que es lo importante, y el fotógrafo acompaña. No me parece que sólo sea semántica, es algo que tiene una conexión directa entre la definición y lo que somos. Es algo que tenemos que trabajar, tenemos que empezar a hacerlo en todos los frentes, constantemente, con la gente común, en las redacciones.
Cuando nosotros podamos asumir el rol de periodista íntegramente, vamos a poder quizá también fotografiar de otra manera, porque las propuestas que sean, no van a ser pensadas por alguien que no piense la imagen. Nosotros pensamos centralmente en la imagen, y en una imagen que este vinculada con la información que queremos brindar. Tenemos que trabajar para ver que podemos hacer, nosotros, para ponernos en el lugar que creemos (por lo menos yo) que nos corresponde.
Nuestro lugar en los medios
El fotoperiodismo en la Argentina tuvo altas y bajas. Hubo momentos en que la imagen que nos gustaba se producía y publicaba, y otros momentos en que no. El problema que tenemos cuando no nos publican la foto que queremos, que nos gusta, es que además de enojarnos, nos frustra. ¿Qué pasa que cuando nos eligen la foto nos vamos contentos a casa y cuando no, nos frustramos? Había uno que decía que se fotografiaba con el ojo, con el corazón y el cerebro. Me parece que en este caso estamos reaccionando sólo con el corazón. Me parece que es esencial, pero quizá es hora de poner un poco mas de cerebro a ver que pasa con el que elige la foto: ¿Quién la elige? ¿Cómo la usa? ¿Cómo la manipula con la palabra que le pone al lado, la volanta, el epígrafe, lo que sea? Y a partir de todo esto, ver como nosotros podemos estar contentos o tristes (pero no frustrados) entendiendo el proceso industrial de producción de la noticia y en que forma nosotros estamos insertos en él, y de que manera esto se puede ir modificando.
De lo contrario, la frustración tiene dos lados: uno es la situación personal, ya que todo este desgaste te lleva a que una profesión que amabas y que hiciste un montón de sacrificios para entrar y desarrollarla, termina siendo no tan atractiva. Empezás indefectiblemente a pensar en ponerte un kiosco, manejar un taxi o cualquier otra cosa. A mi me ha pasado, les hablo con mi experiencia propia. Y por el otro lado hay un tipo menos que jode ahí adentro, hinchando las pelotas con qué es lo que hay que mostrar, cómo hay que mostrarlo, etc.
La delgada línea entre lo profesional y lo sindical
En este trabajo existe una situación compleja que es la delgada línea que divide la parte profesional de la parte sindical. No digo sindicalismo como dirigentes, sino como acción de lucha para conseguir ciertas reivindicaciones. Cuando yo era más joven un colega me dijo que lo mandaban a hacer muchas notas seguidas, y no tenía ni tiempo de pensar y reflexionar y sacaba cualquier cosa. Eso es una lucha sindical, un derecho como trabajadores, que somos todos obviamente. Pero en la parte profesional uno tiene que hacer la mejor foto que puede, si no saboteamos voluntariamente nuestro trabajo en vez de encarar la lucha por el camino correcto que sería, por ejemplo, en vez de hacer 5 notas hago 3, pero las hago bien. Quizás en otras profesiones está muy bien marcada esa línea, pero en la nuestra no.
Calidad vs. cantidad
Ahora hay muchos fotógrafos buenos o muy buenos que están trabajando en prensa, que cuando yo arranqué no había. Ahora, ¿qué pasa que teniendo las nuevas generaciones de fotógrafos, que tienen una habilidad o un talento mucho más desarrollados, que se preocupan, que estudian, que se informan, seguimos estando en esta situación? Tenemos cámaras maravillosas, tenemos posibilidad de fotografiar prácticamente en cualquier situación (técnicamente hablando), tenemos posibilidad de usar un montón de espacio en nuestras tarjetas, etc. pero estamos haciendo exactamente lo mismo que antes: estamos siendo el soporte de un proyecto que lleva adelante otro. Mas allá de la fotografía autoral y de los proyectos personales. Yo no se cuantos de acá están en relación de dependencia, pero imagino que la mayoría. O sea, un fotógrafo que tiene una agencia propia y tiene su personal, probablemente pueda tomar decisiones diferentes. Cuando uno esta inserto en un medio, la cosa tiene esta complejidad.
En la primera discusión que se dio en el medio específico donde yo trabajo, que son las agencias, hay dos bandos: los de la cantidad y los de la calidad. Yo estaba y estoy en los de la calidad, y perdimos. Hace treinta y pico de años que trabajo, y de todas las luchas perdí como mínimo el noventa por ciento de las veces. Esta proporción se puede mejorar o empeorar, y el triunfo o el fracaso en las cosas coyunturales no tienen demasiada importancia porque tenemos que seguir insistiendo. Si nosotros no somos el motor del cambio, nadie se va a mover por nosotros porque no les hace falta. Es más, que los fotógrafos piensen y tengan imágenes de buena calidad, muchas veces les sirve, pero muchas más les jode. Porque la idea sigue siendo que la imagen está para soportar lo que están escribiendo, cualquier foto sirve, si no opina lo contrario.
Cuando se prioriza la cantidad pasan dos cosas que afectan a la imagen: 1) hay una catarata de imágenes que impide a los editores tener acceso a todo el material. Es imposible para cualquier medio tener editores para poder ver todo el material que se produce; no da el tiempo. Esto hace que los editores estén en una situación compleja, porque ¿sobre qué están editando? En general, la única forma en que un editor fotográfico pueda resolver eso, es que alguien venga y le diga “che, en tapa va a ir lo de Irak”, entonces en vez de mirar tres mil, tiene que mirar trescientas, que igual no es poco, pero se pude hacer. Ahora, en ese caudal de fotos van muchas cosas; muy buenas, regulares, malas también. Lo que sucede en ese tsunami fotográfico es que las fotos terminan siendo cualquier cosa. El editor termina diciendo “estoy harto, pongo esto”
Lo que yo veo es que esta cantidad es muy valiosa, desde un punto de vista comercial, yo no digo que hay que oponerse a esto; digo que vamos a ver que es lo que genera esto, y como podemos modificarlo. Genera que las fotos no se ven. Dentro de la parte periodística tiene otro aspecto ganador, el hecho de que un texto se lee mucho más si tiene una imagen al lado. Esto hablando sobre todo en la Web, pero también en los diarios impresos. Esto me resulta bastante complejo, pero parece que hay un crecimiento de la imagen en los medios; obviamente un crecimiento en la sociedad, en la comprensión y comunicación a través de las imágenes. No creo que la palabra se termine, ni creo tampoco que haya periodismo sin palabras, pero hay un crecimiento de la imagen, tanto en el volumen como en influencia dentro de un medio. Por ejemplo, en las agencias esto se puede medir y en los periódicos también. Ese volumen de imágenes sirve para que cualquier cosa que se escriba pueda tener una ilustración.
Hay un fenómeno contradictorio y que abarca todo. La producción de las agencias hoy es más que nada productos web. Lo que está pasando es que la fotografía está ocupando cada vez más lugar, es la que genera más recursos. Entonces, a mayor crecimiento de la fotografía, mayor preocupación en la parte del texto, porque muchas veces pasa que el cronista te dice “haceme una foto de esta nota, porque sin la foto no me la publican”. Pero ahora ya empieza la etapa del miedo a decir “che, ¿y esto cómo va?”, porque el crecimiento de la comunicación social con la imagen toma cada vez más protagonismo. Hoy casi todo el mundo es fotógrafo, no digamos desde el punto de vista profesional, pero ejerce de alguna manera la fotografía o el video para cosas familiares, redes sociales, etc. O sea, todo el mundo saca fotos, y la gente le va tomando el gustito y empieza a mirar”.
La imagen y la palabra
Acá tenemos otro problema con la estructura de la sociedad y la educación. Cuando vamos a un jardín de infantes, lo primero que nos enseñan es a dibujar. Una de las cosas que se empieza a dibujar son letras, y las letras luego se convierten en palabras cuando se entrelazan. O sea, que hay un proceso en el que la civilización considera que es importante saber leer y escribir. No hay ningún proceso educativo que incluya la lectura de la imagen; no existe, salvo en niveles terciarios. O sea que, más del 90% de la población, no puede leer imágenes más que de una forma intuitiva. Entonces, obviamente, el que puede leer texto, va a entender la comunicación desde ese punto de vista, que es la mayoría.
Esto trae consecuencias. Nosotros vemos fotos publicadas en tapa de un diario, y decimos que son una mierda. Y tenemos algunas consideraciones que hacer, incluso se hacen reuniones entre fotógrafos para opinar sobre las imágenes publicadas en los diarios. Pero nunca vamos a ver en un diario un titular que diga “Ban asia avajo”, pero sí fotos que están escritas así, miles. No va cualquier título en la tapa, pero sí cualquier foto.
Hablando sobre la cuestión de la imagen y la palabra, se da el caso de los noticieros televisivos en la Argentina y la presencia de los video-graph. Estas inscripciones están tomando más de un tercio de la pantalla. Y no es que la imagen se conserva entera, pero mas chiquita; sino que las inscripciones están sobre la imagen (”urgente”, “repetimos” etc.). Lo que hace la tele es una revalorización de la palabra ante el avance de la imagen como herramienta comunicacional. ¿Por qué, cuando un medio que tendría que ser imagen y sonido, ahora ya es imagen, sonido y palabra escrita? Entiendo que hay gente que no escucha, lo que obviamente no esta mal; entiendo que les viene bien comercialmente, porque por ejemplo en un bar ponen un canal de noticias y sacan el volumen. El problema de esto, es que el concepto de información a través de la imagen se pierde, porque la información no se da, porque esta tapada.
En muchos otros casos, como la utilización de estos nuevos no-empleados pero si proveedores ad-honoren, que tan bien existen en los medios escritos pero que esta fundamentalmente arraigado en la televisión, es que esta mal filmado, en muchos casos con celulares, todo movido etc. El problema en estos casos es que el espectador nunca ve lo que supuestamente, según los textos en pantalla y lo que dice el locutor, debería ver. Esto me preocupa porque si en la escuela no les enseñaron como mirar imágenes y un medio masivo difunde esa calidad de imágenes, lo que estamos haciendo es repudriendo la capacidad de la mayor parte de la gente para poder ver y empezar a comprender a través de las imágenes. Estamos en una crisis que en este caso nos afecta a nosotros, pero que afecta al periodismo en general; el proceso informativo tiene falencias que son graves porque lo invalidan como tal. Estamos intentando “hacernos” los que informamos, pero en realidad no informamos. Creo que todo el mecanismo de todo este proceso seudo-informativo lleva a que la imagen, y por tanto todos los productores de la misma, sean simplemente no los protagonistas de la obra, sino los personajes secundarios.
Hay cosas que no son controlables y hay que aceptarlas así, lo cual no quiere decir que coincidamos. Desde nuestra perspectiva tenemos que tratar de modificar todas éstas cosas que nos están molestando. En el punto éste quiero hacer un alerta. En el proceso histórico de los cambios en la prensa, especialmente la prensa escrita que de alguna manera es la más antigua, ha habido profesiones que han desaparecido. Por ejemplo el tipeador, que ya no existe. Y esto se dio por los cambios tecnológicos que fueron apareciendo con el correr de los años. También los correctores, los laboratoristas. Entonces, la primera víctima es el laboratorista, y la segunda víctima en extinción, para mí, es el editor. Desde mi punto de vista, el editor fotográfico tiene los días contados, si se sigue en este proceso conceptual y con avances tecnológicos. Porque en realidad ya no sirven para nada. Si tiene que editar el trabajo de siete fotógrafos en el diario, que le traen 500 fotos cada uno, están con el mismo quilombo que el editor internacional que tiene 3 mil.
En los diarios se da una cosa que para mí es muy buena que es que el fotógrafo hace una preedición, no en todos pero en muchos. Algo que está bastante bueno porque ya le da por lo menos todo lo que apretó a su propio juicio de más, y ya se acota la cosa. Lo importante del espacio de reflexión es ver que hacemos con todo esto que tenemos. Primero fueron los laboratoristas, ahora los editores. Lo que quieren es que les manden muchas fotos, para poder elegir “a la carta” lo que les sirva a su propósito. ¿Pero quien elige? El que escribe, elige lo que el quiere “ilustrar” en su texto.
Lo importante es que tengamos una visión estratégica, porque no vamos a lograr los cambios ya. Pero este encuentro hace unos años era imposible conseguirlo. No es que estamos paralizados, en todo caso estamos mal. El asunto es no parar, hay que seguir movilizados porque la problemática esta es cambiable. El asunto es ver cómo nos insertamos en la estructura de los medios, en una posición en la que la fotografía o la imagen puedan tener un poco más de relevancia, u ocupar el lugar que nosotros deseamos o nos gustaría. Porque ahí es donde el cambio puede ser un poco más profundo, o podemos seguir profundizando un cambio que va de una manera lenta y con altibajos.
* Fragmentos desgrabados de los talleres coordinados por Daniel García del viernes 8 de abril a la tarde y el sábado 9 de abril a mañana en el marco del 1 Encuentro Nacional de Reporteros Gráficos en Chapdmalal realizado en 2011. El taller fue un espacio de discusión regido por la dinámica de la oralidad. Decidimos editar las ideas principales para que fuera comprensible en este formato.
Desgrabación: Fabian Induti y Miguel Goya